Lionel Messi con la voz de su súper-yo, que resulta no ser otro que Mascherano, ha tomado el mando.
Algo que desde todas los sectores le vienen reclamando desde hace unos ocho años mínimo, esto es, que asuma el liderazgo, que sea líder, pues acaba de ocurrir.
¿Hay que escandalizarse o alegrarse al respecto?.
En realidad ocurrió (esto de asumir el mando en el seleccionado), en ocasión de la visita de Jorge Sampaoli a Barcelona hace unos días.
Allí se confeccionó la lista.
En ese encuentro, Messi, eligió a lo que hemos llamado aquí “la mesa chica”.
Ampliada en este caso.
La Mesa Chica Ampliada está constituida por: Messi, Mascherano, Higuaín, Agüero, Biglia, Romero, Di María, Otamendi, Rojo y Gabriel Mercado.
Todos ellos, de llegar al 100% de sus posibilidades físicas, hasta pueden ser titulares, no solo formar parte de “mesa chica ampliada”.
Titulares. Saltar a la cancha entre los 11.
El márgen de negociación de Sampaoli se reduce, en cuanto a la elección de los titulares (insisto: si todos llegan al 100% de sus posibilidades físicas), a la elección del arquero.
Cuestión, por cierto, no menor: hablo de Franco Armani.
Sampaoli deberá darse por satisfecho si consigue imponer a Armani por sobre uno de los integrantes de la mesa chica.
Hasta no ver a Romero en el banco, no daré crédito al asunto.
No hace falta decirles que el autor de éstas líneas está convencido de que ese puesto es para el muchacho que ataja en River.
Una “fiera” de la estirpe del Pato Fillol.
Lo demás estará relacionado con el devenir de los partidos y cómo se vayan acomodando los melones: Tagliafico de 3, o Lo Celso/Lanzini en lugar de Biglia o Banega de entrada.
O la aparición de Meza.
Sampaoli es el entrenador con menos poder de decisión en los papeles desde que me toca comentar partidos por Copa del Mundo.
Presenté y comenté mi primer mundial en 1982 para Canal 10 de Córdoba, cuando se suponìa que asistirìamos a un mero trámite conducido por el Flaco Menotti ya que al equipo campeón del 78 se sumaba ni más ni menos que Maradona.
Dimos la vuelta sí, pero no llegamos a la final ni mucho menos sino que marchamos con Diego expulsado.
Un papelón fue aquello.
Habría otro mucho más fulgurante en el lejano Oriente muchísimos años después.
Pero quiero volver sobre la idea-fuerza de la relación Entrenador/Poder de decisión/Grupo que se supone acata.
Repasemos: Menotti era “Dios” después del 78. Antes lo había sido por decreto de la Junta Militar que gobernó la Argentina durante la larga noche de la Dictadura genocida.
Ni criticar se podía a César Luis, el Oràculo.
Se “humanizó” cuando marchamos humillados de España 82.
Luego vino su antítesis ideológica: Carlos Salvador “Bidonazo” Bilardo.
Tenía poder, obviamente, pero el mando se obligaba a descansar en Maradona no sin opositores que fueron puestos fuera de juego convenientemente.
Recordar episodio Passarella y su retiro del mundial por vía del inodoro.
Basile, Le Cocò, era la verdad revelada misma, hasta que se comió 5 con Colombia en el Monumental.
Allí apareció Maradona al doble comando hasta que le “cortaron las piernas”.
Luego se sucedieron las “dictaduras” de Passarella y Bielsa en donde no había nadie (ni siquiera el mismísimo Julio Humberto I de Viamonte), que pudiera tan solo hacerles sugerencias.
Me consta que Julio hubiera llevado a Caniggia a Francia y a Román a Japón. Ambos –cani y Juan Román- quedaron afuera de aquellas convocatorias.
Luego vino Pékerman, con tanto poder de decisión que optó por Cruz en lugar de Messi contra los alemanes.
Maradona “ungió” al “mudo” Messi como capitán y finalmente Sabella, quién con su estilo exquisito fue capaz de formarle a Lionel un 4-4-2 que el futbolista no pudo-supo aprovechar en la final, otra vez, con los alemanes.
Todos tuvieron capacidad de decisión.
Sampaoli carece ABSOLUTAMENTE de ello. No manda. Apenas COMPLEMENTA. Y ha sido una apuesta (nunca mejor dicho), del “Chiqui” Tapia.
Estamos en manos de Messi y su grupete.
Es por ésta razón que quien firma, vuelve a compartir con ustedes su pronóstico: Argentina vuelve de Rusia con su tercera Copa.
Que así sea.