El tipo,
magistralmente, los hizo “entrar” a todos.
Solo un par
de sus amigos –aquellos que han superado todas las pruebas de fidelidad- sabían
de su jugada.
Y esperaron
para estallar apenas unos instantes después del anuncio: “voy con Ameal.
Angelici y Beraldi pueden encaminarse, como quien no quiere la cosa, a la
mismísima mierda”.
Para ser
intelectualmente honesto, debería decir “nos” en lugar de “los”, aunque yo no
juegue en la elección interna del 8 de Diciembre que se viene, salvo como mero
observador.
El asunto
está relacionado con que a esta altura de la “soirée”, todos tenemos un juicio
previo con relación al 10 y sus circunstancias.
Todos
tenemos un pre-juicio.
Más si
alguna vez asistimos, en tanto buscadores de data cierta, a la virulenta forma
en que “Ojitos” Bolotnikov y Boca discutieron por el dinero, la tarasca, la
viyuya de Riquelme.
El 10 es de
Boca, claro.
Pero nunca
resignó un puto dólar/euro porque sabe que en la distribuyeta de la tarasquen
de estos tiempos violentos se acepta que como lo más normal del mundo que 37 de
cada 100 argentos se caguen de hambre aunque Gallardo, el que discute con su
almohada acerca del futuro inmediato, se lleve 7 millones de la moneda
norteamericana, cotice a 9 en el final K tan lejano ya, ó a 70 mangos en el
comienzo Alberto (¿K?) inminente.
“A mí que me
importa lo que gane el Muñeco mientras salga campeón” dice con toda certeza
cualquier desarrapado de extra muros "larretianos" que no tiene cloacas, pero
está colgado de la luz.
Exacto a
cuando Román y Macri por otros medios como han sido todos los que le siguieron
con algún matiz mínimo en la época de la “verdadera oposición” a la que alude
Ameal, discutían por la tarasquen.
Román
dispuso en su momento (como ahora en tanto aspirante a Enterrador M), de toda
la parafernalia de Medios para comunicar, algo que hace tan bien como cuando
jugaba para Boca.
Solo el Show
del Fútbol un domingo a la noche en América puso a disposición de las
audiencias la cifra exacta para que el mismísimo Riquelme se tomara la molestia
de llamar para reclamar que ese dato (más de 4.000.000 de dólares por el
contrato), lo ponían en peligro a él y a su familia.
A partir del
lunes, C5N también habló del tema.
Eran dos de
mis laburos hace casi diez años.
Esta vez
también hubo negociación por guita. Y guita de la grande. No de los 160
suelditos que hacen falta (a 62.000 pesines promedio del INDEC) para comprar un
bulo de 50 metros cuadrados.
Hablamos de
gruesos billetes. No de monedas.
Angelici, el
Tanosinsuerte, entró como un caballo. Beraldi también, pero dos terceras partes
más modesto.
Mientras el
camionero sin luces sumó a la oferta final un miserable palo verde al año,
Angelici fue sintiendo que le corrían el arco cada vez que hablaba (y grababa)
a Bolotnikov y al hermano de Riquelme, el otro enviado para negociar.
Primero
seis. Después 7. Después 5 en la mano y 5 durante el mandato hasta concluir en
12.000.000 de dólares.
Más el
fútbol. Más las decisiones. Más la Gerencia.
La llave del
Club.
La misma que obtuvo el 10 con Ameal-Pergolini aunque en éste caso nunca
trascendieron los números manejados. No solo los periodistas del Team
Angel-Easy se encargaron de hacer saber las cifrar. También los amigos del
entorno de Román.
Allí debí
darme cuenta de que JAMÁS iba a acordar con el Angelicismo/Macrismo. Que los
iba a dejar resentidos y comiéndose el amague, apenas con una conferencia de
prensa para amenazar: “si digo lo que pidió, deja de ser ídolo”.
Pobre Tano…
En todo
caso, la guita de Román con Ameal-Pergolini es a futuro. Si algo le sobra al
10, es tiempo. Siempre y cuando vengan a votar esos 40 o 50 mil guasos como
para que Angelici y todo el aparato macrista no se los lleven puestos. Si
hubiera mesas en París ponele la firma que el candidato macrista ganaría con el
100% de los votos (como pasó en ese 40,28 por ciento final de los M).
Pero se vota
en el Club para orgasmo permanente de ese raquítico techo del 32% que ve como Larreta
ahora o Carrió (Dios nos libre!) la vez pasada, se quedaban con el 55% de los
votos porteños.
Se vuelven
locos con que “Román, igual que Cristina, habrá de embocar a Macri”.
Román no es
K, pero andá a explicárselo a los K. Los tipos ni siquiera pueden advertir que
la malaria seguirá entre nosotros por un largo largo tiempo.
La
esperanza, se sabe, es lo último que se pierde.
El asunto es
que más allá de los K, los anti-K, el macrismo y la jubilación de Carrió, Boca, la CAPITAL de Chetoslovaquia
puede caer en manos de –vade retro- Juan Román como ladero de Ameal y de Pergo.
Macri se va
del poder repartiendo inflación y guita hasta último momento para sus
amigos/empresas, acaso especialmente dolido por la caída del bastión ideológico
en que supo convertir al CABJ.
Tal vez el
Tío Niembro (su inventor y al que le pagaron tan mal los garcas del Pro), le
ayude a recordar en las horas que viene, la máxima del gran Julio Humberto I de
Viamonte: “TODO PASA”.
Mientras, inexorablemente marcha el 2019 con total pena y
un joraca de gloria.
A pesar de todxs, hemos vuelto
a escribir.
Aquí seguimos. Como decía el poeta: "ni irse, ni quedarse, resistir".