Difícilmente el grupo de croatas que llegò a la final del Mundial con la idea de que la "épica" era posible, consiga en lo sucesivo conciliar el sueño sin que troque en pesadilla con formato de Mbappé, Pogba y especialmente, el petiso Griezmann, el verdadero "golden globe" del mundial.
La cara de Modric, semejante a la de Messi cuatro años atràs en Rìo de Janeiro, solo sirvió para recordar que por sobre todas las cosas, para la FIFA cuenta el NEGOCIO mucho antes que la, llamemos, verdad histórica del juego.
¿Cómo puede ser elegido el mejor jugador de la Copa alguien que pasò inadvertido en el partido final? (salvo la protesta a Pitana despuès del 1 a 0 en contra de Mandzukic?).
No la tocò Modric.
O sí. La tocó, pero lejos, donde quiso Francia.
Porque, señores, el Mundial se jugò "en modo Francia".
Se acelerò, se cambiò de ritmo, se paró el partido, se toqueteó hacia atràs para empezar todo de nuevo, se hizo tiempo, se aguantó la pelota a travès de Olivier "pivote cero gol" Giroud, se atacó por derecha "alla" Usaim Bolt con la fiera Mbappé, fueron al frente a travès de los laterales cuando valía la pena (Pavard contra Argentina, gol; Hernández contra Croacia, gol), Kante con el c...entre los centrales y un relojito perfecto para hacer TODOS los relevos: los del 4, del 2, del 6 y del 3; todo lo NO hizo el pobre Mascherano. Pogbá, el talentoso que juega con overol y no se le caen los anillos.
Francia ha sido exuberante.
Tuve la sensación el domingo al asistir al a-ni-qui-la-mien-to de Croacia, de estar presenciando un eterno homenaje al mejor equipo que tuvo Boca Juniors en toda su historia: el de Bianchi y Juan Romàn.
Cuando ese Boca "te picaba el boleto", vos ya estabas muerto, aunque no lo supieras.
Lo mismo les pasò a todos los que enfrentò Francia en el Mundial.
Tuvo la certeza del "como" cuando le hizo 4 a la Argentina. Fue el mojón a partir del cual la Copa del Mundo era solo un camino de ida.
Tuvo todo lo necesario para ser perfecto el Mundial del 2018. Hasta un error en la final: la presencia de las Pussy Riot en medio del partido.
Humanizó si se quiere al mismísmo e imperturbable Kremlin y a Putín (77% de los votos).
La organización fue, sencillamente, PERFECTA.
Y la calidez de las personas, mínimo, una sorpresa que guardaremos para siempre en nuestros corazones mundialistas y viajeros.
Más allá de la frustración argenta.
Al tiempo que Francia vuelve a festejar luego de 20 años, Argentina parece tocar virulentamente fondo luego de haber, perdonen la insistencia, tocado techo en Brasil.
No habrá proyecto.
No puede haberlo. Los futbolistas en la Argentina se irán cada vez más a la edad cercana a la que se fue Lionel Messi a Barcelona allá lejos y hace tiempo.
Aunque venga Pékerman (como pide el estáblishment) no habrá "inferiores del seleccionado".
A lo sumo, puede armar un equipo.
Como lo hizo en su momento cuando ganaron todos los campeonatos con Tocalli entre el 95 y el 2005.
Pero todos esos campeones juveniles no llegaron a ganar finales en mayores.
Ni Copa América, ni mucho menos, Mundiales.
Se jugaron sí, y se perdieron, 3 finales. Las mismas que parecieron comenzar a ahondar este agujero que parece no tener fondo.
Un agujero negro en el que ni siquiera se divisa a Lionel Messi.
Este escriba SUPONE que Rusia 2018 fue la ùltima posibilidad para el rosarino.
Salvo que sucumba a la presiòn de su padre y siga siendo, en si mismo, un dineral.
Pero será el negocio, no el DESEO.
Algo parece haber marcado el paso de Messi por el seleccionado argentino a los largo de más de diez años. La falta de DESEO, lo que le sobró (arropado claro), en Barcelona.
El NEGOCIO (del padre, de los tenedores de derechos de televisión), han sido más importantes que la producción futbolística del rosarino.
CERO gol en los OCHO play off que jugò en Mundiales, con la camiseta argentina.
Parece imposible.
Es REAL.
Siempre estaràn el padre Jorge o los dueños de la televisación para salir a "respaldar" los deseos del 10 y el seleccionado. Ocurriò en ocasiòn del 3-1 a Ecuador que aseguró la clasificación.
Un Gerente de la tenedora de derechos fue el encargado de llevar para hacer felices al grupo de muchachos que jugò esa noche con camiseta amarilla, la friolera de 2.000.000 de dólares.
No entraba en la cabeza de quienes tenìan los derechos para transmitir los partidos del mundial por Canal 7, TyC Sports y Direct TV, un Torneo(s) SIN Argentina y SIN, especialmente MESSI.
Aseguraron, como quien dice.
De haber tenido este dato antes de viajar, quizá jamás hubiera puesto tanta vehemencia en la creencia de que "la Mesa Chica" podía torcer la historia. Que se habían "sacado la mochila".
"Embanderarme" por primera (y ùltima vez) con un equipo de fútbol, ha sido el mayor yerro periodístico que he cometido en mi vida. Desde que comencè (1980, en blanco, en Radio Uniòn de Bell Ville), hasta el momento de firmar éstas líneas.
LOS HE ESTAFADO cuando los invitè a creer (porque yo quise creer, prescindiendo del mínimo pudor -ni siquiera rigor- periodístico), en Messi y sus muchachos en la aventura que se llamó Rusia 2018.
Sin pueden, pues, acepten mis disculpas, aunque entenderè si no lo hacen.
La vida sigue. Incluso para el equipo argentino que debe empezar utópicamente de cero. Porque, estimados lectores, el fútbol argentino está en manos de Daniel Angelici, mano derecha del Presidente Macri, que ha procedido a darle a todas las partes (amigas) lo que piden desentendiéndose de las consecuencias para todos los que NO SOMOS, sus amigos. Mayoría absoluta, de laburantes.
Difìcil ser optimista. Aunque, para serlo, solo hay que asomarse al "Proyecto Croacia", que haciendo TODO mal (me refiero a la Organización y a los mafiosos prófugos que mandan hacen 15 años allí), salieron subcampeones del mundo.
Es, fue y será fóbal. Jamás debemos olvidarlo.